THE SCRIBBLER


This is a personal collection of poems, short stories and essays that I have written. They are about life......people.....love...... I will post my poems and other short stories from day to day, whenever my muse pays me a visit. Sometimes the work will be in English, and sometimes it will be in Spanish. My muse is also bilingual.

Esta es una colección personal de poemas, cuentos cortos y ensayos que he escrito. Hablan de la vida.......la gente......el amor...... Colocaré mis cuentos y poemas de día a día, cuando mi musa decida visitarme. Agunas veces el trabajo será en inglés, y algunas veces en español. Mi musa también es bilingue.



lunes, 13 de julio de 2009

TITANES EN EL RING

Cuando recuerdo los días en que íbamos a la escuela, siempre lo hago de una manera sentimental porque fueron quizás aquellos tiempos aún con inocencia.
Mis hermanos y yo asistíamos a la mejor escuela en Zacatecoluca; la Escuela Urbana Unificada Mixta Parroquial San Francisco. Conocida solamente como "La Parroquial".
Era un orgullo vestir aquel uniforme con pantalones de tela sincatex color celeste y una camisa blanca de dacrón, con el monograma en la bolsa de un lobo sosteniendo una antorcha en su trompa. La Parroquial era una escuela católica administrada por monjas
y la directora era Sor Margarita Tejada. Como lo pueden imaginar ella era muy estricta y todos los días antes de entrar a los salones de clases después de rezar el padre nuestro, el ave maría y el credo, formados en el patio, ella se paraba ante el micrófono y nos decía: "De que le sirve al hombre ganar el mundo si pierde el alma".
Yo iba a séptimo grado, mi hermano Carlos a quinto y mi otro hermano Orlando a cuarto. Todos los días despues de salir de la escuela nos gustaba detenernos afuera de la farmacia Santa Inés. Por aquel tiempo se les había metido hacer un tipo de concurso educativo en el cual un hombre con micrófono en mano, llamaba a estudiantes de cualquier escuela a participar en sus preguntas y respuestas. Se formaba una multidud de gente, asi parecía, en la acera. Nosotros que nos las llevávamos de "cocos" decidimos por fin un día a participar.
Primero fuí yo, por ser el mayor quizás, no sé. Mi oponente era otro niño de quinto grado, de otra escuela, y empezamos a hacernos preguntas el uno al otro. Preguntas relacionadas con lo que aprendíamos en clase y a nuestro nivel. Después de varios minutos de contestar y preguntar, el otro niño me derrotó con una pregunta compuesta acerca de las tribus pipiles que se establecieron en el país. De los ocho o diez nombres que tenía que contestar, me faltó uno y por eso perdí.
Mi hermano Carlos era el siguiente. El no fallaba ni una pregunta y parecía que iba a ser un éxito sin duda, hasta que su oponente no supo más que preguntar. Entonces sucedió lo que para Carlos fué la mas grande injusticia cometida. El hombre que sostenía el micrófono intervino y dijo: "Bueno.... si ya no hay mas preguntas yo te haré una muy fácil. Dime ¿Quién es el dueño de la farmacia Santa Inés?"
Mi hermano se quedó mudo al no saber la respuesta. No podía creer que aquel maistro moco seco le había hecho perder la competencia con una pregunta tan estúpida. Como un nino de diez años va a saber semejante cosa. Hasta esta fecha mi hermano Carlos resiente aquel hombre por haberle hecho perder de esa manera.
Finalmente era el turno de mi hermano menor Orlando. Carlos y yo lo jalamos a un lado y le dimos un entrenamiento intensivo para que ganara con plena seguridad y recuperara así el orgullo de nuestro nombre y nuestra escuela, los cuales nosotros no pudimos hacer.
"Orlando - le dijimos- pregúntale al otro niño lo siguiente:¿Quien descubrió El Salvador? la respuesta es: Andrés Niño". Recuerdo que le repetimos muchísimas veces a Orlando la pregunta que tenía que formular que los dos parecíamos entrenadores dándole instrucciones a nuestro pupilo, seguros que no podia fallar.
Nuestro hermano Orlando luego de haber sido asesorado extensivamente por nosotros, cogió el microfono en su mano y con un aire de confianza que solo había visto en los cantantes de la televisión, se paró con una pose piquetera y preguntó:
"¿Quién descubrió el mundo?".
Lo que aconteció a continuación fué una explosión de carcajadas del público presente seguida de un comentario sarcástico del maistro moco seco aludiendo que esa era una pregunta muy difícil y que quizás la única respuesta era "Dios".
Nos regresamos a casa derramando lagrimas los tres. Orlando por lo avergonzado que se sentía, y Carlos y yo por las carcajadas que nos íbamos tirando.

FIN

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una entrada realmente amena, repleta de ternura, sensibilidad y añoranza.

Muchas gracias por compartir esta bellísima historia.


Saludos.

Vanesa

JOSE ANGEL AVALOS dijo...

Gracias de nuevo, Vanesa.
Creo que todos tenemos nuestras propias historias que se han quedado grabadas en la memoria.
A mi me gusta recordarlas y compartirlas.
Eres muy amable y me agrada que la hayas disfrutado.