THE SCRIBBLER


This is a personal collection of poems, short stories and essays that I have written. They are about life......people.....love...... I will post my poems and other short stories from day to day, whenever my muse pays me a visit. Sometimes the work will be in English, and sometimes it will be in Spanish. My muse is also bilingual.

Esta es una colección personal de poemas, cuentos cortos y ensayos que he escrito. Hablan de la vida.......la gente......el amor...... Colocaré mis cuentos y poemas de día a día, cuando mi musa decida visitarme. Agunas veces el trabajo será en inglés, y algunas veces en español. Mi musa también es bilingue.



martes, 19 de agosto de 2008

SOMETIMES

It is not fun to write when I am depressed
Because of the negative energy flowing around,
But sometimes it is the only catharsis I have
That help me to move on and focus again.

I do not think to much, I do not get obsessed
Because I do not want to lose my ground,
So here I am eager to acknowledge, and halve
The other part of my soul not to feel the pain.

sábado, 2 de agosto de 2008

UN ESTRUENDO INESPERADO

Nohemí me había pedido que la acompañara a salir aquella tarde.
Sus mejillas protuberantes como dos manzanas maduras listas para morder y sus ojos achinados complementaban aquella joven figura de mujer que solía bailar en los sueños de mis dieciocho años.
Ella y yo nos albergábamos en una casa que servía como pupilaje en la capital. La dueña de aquel lugar, Doña Irma, había puesto su casa de alquiler. En el primer piso dormían las mujeres, todas de provincia, y todas eran auxiliares de enfermería. En la seguna planta dormíamos los varones, todos de provincia también, y todos éramos estudiantes universitarios. Aquellos años fueron los que se quedaron prendidos en el pecho quizás por haber sido un tiempo de inmadurez cruda en los cuales se disfrutaron momentos que causaron inmensa alegría. Juventud inexperta, temeraria, hasta tonta a veces, pero que ayudaron a forjar nuestro ser hasta ahora.
Iban a ser las seis de la tarde quizás cuando salimos. Nohemí quería hacer una llamada telefónica a su provincia y no quiso usar el teléfono de la casa porque Doña Irma cobraba muy caro por la llamada. Así que decidió usar un teléfono público. Los primeros tres o cuatro teléfonos públicos que encontramos estaban arruinados, habían sido destruidos por puro vandalismo. A todo esto ya habíamos caminado un buen trecho, porque de repente nos encontramos en el centro de la ciudad.
La llevaba del brazo y mi codo hacía contacto con sus pechos al caminar; aquellos hermosos pechos que había visto tantas veces a travéz de la rendidura en la oscuridad cuando ella se bañaba. Alguien de los varones había descubierto la manera de remover una sección de la pared, en el segundo piso, la cual daba acceso a un ático, en el cual se podían ver en la oscuridad los rayos de luz escapándose desde el primer piso.
Una de esas rendiduras daba exactamente hacia donde estaba el baño. Y cuando alguno de nosotros escuchábamos la ducha caer, nos metíamos a ese ático para observar a todas las mujeres mientras se bañaban.
Vimos de toda clase y de todo tamaño. Pero como dije, estos son pasajes de vida de hombres jóvenes, con hormonas marchando como en un acto civico, sin malicia pero, eso sí, llenos de morbosidad.
"Allí hay uno!" me dijo Nohemí, sacándome de mi pensamiento. Habíamos encontrado un par de teléfonos atrás de un almacen muy famoso donde solo gente rica iba a comprar. Vi a un tipo que estaba usando uno de ellos, y le dije a Nohemí mientras me arrecostaba contra la pared y esperaba por ella: "Mirá si sirve el otro pues".
Ya estaba algo oscuro y las lámparas de alumbrado público apenas iluminaban la calle.
De repente, y juro que no se de donde, aparecieron cuatro o cinco individuos incluyendo a una mujer, con fusiles AK-47 y con pañoletas cubriéndoles la cara, nos ordenaron a los tres, gritando: "Contra la pared!". El otro tipo, Nohemí y yo les obedecimos inmediatamente. Me le quedé viendo a mi relój y pensé que ya no lo iba a volver a ver.
"No les vamos ha hacer nada" nos dijo uno de ellos.
"Pero cuando les diga que corran, ustedes corren" nos dijo el mismo hombre.
"Corran!" gritó. Y yo solo recuerdo que agarré a Nohemí de la mano y salimos corriendo como almas que se las lleva el diablo. Doblamos la esquina y seguimos corriendo por algunos segundos más. Entonces le dije a Nohemí:
"Pará y caminemos. Ya no corramos".
Y asi hicimos. Y mientras seguíamos caminando pudimos escuchar aquel poderoso estruendo que había destruido la pared posterior de aquel edificio, según lo anunciaron los noticieros. Lo que quedará grabado en mi mente es el ruido que hicieron las ventanas al quebrarse por el impacto y poder oir aquel vidrerío volando estrepitosamente por el aire.
Nohemí y yo regresamos al pupilaje y no le contamos a nadie.
FIN